sábado, 7 de enero de 2012

Llegar tarde



A veces, puede ocurrir que nos olvidemos de la hora que es, que calculemos mal el tiempo o nos retrasemos a causa de un incidente e imprevisto.
Estas excepciones son fácilmente tolerables pues suelen suceder rara vez. Sin embargo, las personas que habitualmente se retrasan siempre y justifican todo el tiempo su falta de puntualidad, denotan el reflejo de un desorden general en su vida.
La puntualidad es una virtud de cuidado y precisión que caracteriza al hombre que cumple exactamente lo que debe porque demuestra un verdadero interés y madurez sea cual fuera el aspecto. Por lo tanto, el impuntual supone desconsideración a los demás, poco respeto y que carece de palabra en sus promesas.
La falta de puntualidad demuestra en una persona, que es incapaz de imponerse una disciplina, sea que desperdicia su tiempo o sea que abarca más de lo que puede, sin disfrutar de las cosas más importantes de la vida.
El que busca cualquier pretexto ante sus constantes incumplimientos manifiesta una gran dosis de egoísmo e inmadurez, pierde todo significado para aquel que sistemáticamente llega tarde a sus citas.

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